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Channel: Sonora – Mitos
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Una nueva especie?

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Se cuenta que en la region de guaymas y empalme hay un ser que sale del mar. hay una playa conocida como el cochorit y algunas otras mas en las que ha sido visto…….

Los veranos en esta región a veces se vuelven un infierno, ya que hace mucho calor, la gente se acuesta muy tarde y por lo general por las noches se van a las playas, a pasar el intenso calor, que ni la noche hace que se vaya del todo.

Cuentan que hace tiempo,un grupo de amigos estaban en la playa conviviendo, inclusive no eran los unicos,mucha gente,estaba alli,con los estereos de los carros bailando y algunos otros simplemente charlando, cuando de pronto a la luz de la luna, algo se ve romper en el agua…

Cual será la sorpresa que de la playa sale un pez, o al menos un ser con la forma de pez, porque dicen tenia espinas en la cabeza, los ojos grandes, negros, sin vida, caminaba pesadamente, inclusive escurria agua del cuerpo de este ser….. todos asustados muertos de miedo….. todos comenzaron a gritar y asustados comenzaron a lanzarle piedras, pero de la nada desaparecio con una rapidez que era casi imposible ya que caminada muy despacio.

Nadie lo vio si regreso al mar o que le paso, probablemente por el miedo y la confusión no lograron ver que paso con este ser…………. actualmente tambien se ha visto por otras playas , con las mismas características…………asi que la proxima vez, piensenlo antes de meterse al mar a nadar por las noches…. porque no se sabe si puedes ser atacado por animal, y reza por que ese animal sea conocido…

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Manifestación diabolica y contacto con la llorona

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Historia real, que no le sucedio al primo del amigo…me sucedio a mi the POCHYS, en un lugar muy bonito  casi apartado de la civilizacion , en Navojoa , Sonora, en EL BARRIO CANTUA, donde se han encontrado actualmente lugares sagrados,con una antiguedad de mas de 3000 anos, que deben de cuidarse y conservarse, para rescatar y que prevalezca nuestras formas de vivir de nuestros antepasados, y por ende conservar la cultura, historia, creencias y los valores, de los que ya se nos adelantaron a la otra vida…esta HISTORIA veridica, que la dedico a la memoria de mi amigo ROSALINO CANTUA ARAIZA, ,que en paz descance,quien era originario  de este barrio; hace 30 años, en 1978, fuimos a vacacionar  a este lugar , totalmente desconocido para mi en aquel tiempo, muy bello en verdad, mucha vegetacion, rios, animales y sobre todo la gente que te recibe con los brazos abiertos…esta historia la mande a la secretaria de turismo de Sonora, para que tuvieran conocimiento de lo que me sucedio en el Barrio Cantua, y proteja estas historias, como tambien de la novia virgen y varias historias reales, la mujer que traspasa una pared de una cabana y entra al mar y avistamientos de osnis, objetos submarinos no identificados, y de ovnis tambien ,…. visten estos lugares y no se arrepentiran

Tuve tres avistamientos con la llorona , pero yo sabia que era ella, la primera vez  cuando iba en caballo y se freno inmediatamente y sali volando hacia enfrente del caballo, y quede debajo de su panza, y con sus dientes que queria morderme, y me solte y cuando me estaba limpiando el trasero, me di cuenta que habia una mujer de blanco, escasos 5 metros de mi y blanca ella pero con la cabeza agachada y el pelo le cubria su rostro, estaba en posicion de firmes pero, note que los brazos los tenia holgados, fue cuando me acorde del caballo y quice tomar las riendas y reparo y mejor lo deje , voltie para saber que se le ofrecia a la mujer y ya no estaba, esto fue al terminarse la milpa y en donde estaba la cascada, en el Barrio Cantua, la …segunda vez fue cuando estavamos en una cueva llena de guano y de murcielagos y desde alli, entre las milapas, la volvi a ver , y le dije a mis amigos alla viene una mujer, DONDE..preguntaron todos…y al asomarse al vacio ya no habia nada…la tercera vez que la vi fue como 100 metros , andabamos en lugar humedo donde fuimos a sacar sapo-toros, un sapo demasiado grande, creo como 30cm.de todo gordo y grande, cuando quice sacerlo se meresbalo y cai de nalgas y al levantar la vista mire de nuevo a la llorona, pero repito no sabia quien era ella, pues esa noche,que era de luna llena y cielo estrellado, se miraba la gente de cerca , pero se miraba bien oscuro de lejos, y se escuchaba el clasico ruido de las ranas, grillos, uno que otro perro ladrando , las risas de la gente y musica alrededor, quiero aclarar que en aquel tiempo no habia luz electrica, solo lamparas de petroleo y la radio donde se juntaba la gente a platicar o bailar con una consola conectadas a baterias de trailers, que eran como seis, o no recuerdo, no las conte pero eran varias.

la Matriarca del barrio nos presto un catre  para que durmieramos mi amigo y yo , fuera de los cuartos, los cuales no tenian piso , eran de tierra y las ventanas ,no tenian ni marcos ,menos vidrios, y la puerta era una cobija…estaba dormido en el catre…cuando mi amigo me despierta y me dice mira para alla…fue lo peor que he visto en la vida, mi corazon empezo a latir fuertemente que lo alcanzaba aescuchar y escuchaba la respiracion de mi amigo, en mi oreja derecha,…etavamos mirando al demonio , tal y como lo dibujan, …en ese momento se nos pone de frente la Matriarca, y nos dijo plebes o buquis vayanse pa' dentro…fue cuando voltie hacia atras y mire una vaca, en vez del demonio.estabamos todos sentados en el suelo… y se escucho un silencio total, que duelen hasta los oidos…y de pronto un llanto aterrador, que teda frio hasta en los huesos, y todos los animales haciendo sus ruidos que los caracteriza, y en las montanas se escuchaban voces como en el hoyo de Siberia, todo era un caos, no se cuanto duro esta manifestacion, pero trate salir del cuarto y alcance a ver el la punta del vestido de la llorona , me tapo una costruccion…era de color azul bajito, casi blanco, no alcance a mirarles los pies, fue cuando la matriarca me detubo con un gesto de su mano izquierda la senal de alto, ye indicandome que me fuera a sentar, mientras sostenia con la mano derecha EL SANTO ROSARIO, el cual las senoras estaban rezando en voz alta, pero no se alcanzaba a oir nada de tanto ruido, nunca oi que dijera HAY MIS HIJOS….en la manana, o mas bien cuando salio el sol fui el ultimo en despertar, estaba tirado en la tierra en la misma posicion que me quede sentado en la noche….buenos dias a todos ,que sucedio en la noche…la Matriarca en senal de silencio, espera que se bayan los ninos…que fue lo que vieron ustedes dos nos pregunto a mi amigo y a mi….al demonio…pero yo me rei…y me llamo la atencion diciendome, que lo que mire si era el demonio, por que se manifiesta en diferentes cosas para confundir los fieles de JESUCRISTO,…ustedes miraron al demonio,que era una vaca, y pero todas aca, miramos al perro negro, fue cuando nos dimos cuenta de lo que iba a suceder, pero el problema no es ese, el problema no es que ustedes lo vieran , el problema real es que el los vio a ustedes.

Esta historia VICTOR CAMACHO, me entrevisto desde los angeles california via internet, nunca supe nada, Carlos Trejo, le saco al parche, no contesto mis correos, entonces he empezado a invetigar por mi cuenta y he conocido gente de por alla, y se los dejo de tarea, mi correo pochys_20gyno@hotmail.com.

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Leyenda de La Tarasca, la mina encantada (Sonora)

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Dice la tradición que en 1580 los españoles, en su avance expedicionario por las tierras del norte, atacaron a los pueblos yaquis con el propósito de someterlos. Desconociendo los soldados hispanos el orgullo y la bravura de estos indios, les declararon la guerra, trabándose un feroz combate que terminó en derrota para los invasores, quienes se vieron forzados a huir. Sin embargo, dos soldados -hermanos entre sí- se desligaron de la tropa y se dirigieron hacia el norte. Así fue como llegaron a la sierra de La Palma, cerca de Guaymas, y prosiguieron al norte por esta mañana, evitando a los feroces seris. En su camino se toparon con los pimas, con los cuales entraron en confianza y los instruyeron en cosas desconocidas para ellos, hasta que fueron admitidos. Se supone que estos pimas trabajaban una mina de oro, conocida hoy como La Pima, situada en un profundo cañón. Pero los españoles, en sus andanzas por aquellos lugares, descubrieron La Tarasca al explorar la veta hacia el sur, ya fuera del cañón. A estos hermanos se debe el nombre de “La Tarasca”.
       
Texto:
Texto: Alejandra Platt

Dice la tradición que en 1580 los españoles, en su avance expedicionario por las tierras del norte, atacaron a los pueblos yaquis con el propósito de someterlos. Desconociendo los soldados hispanos el orgullo y la bravura de estos indios, les declararon la guerra, trabándose un feroz combate que terminó en derrota para los invasores, quienes se vieron forzados a huir. Sin embargo, dos soldados -hermanos entre sí- se desligaron de la tropa y se dirigieron hacia el norte. Así fue como llegaron a la sierra de La Palma, cerca de Guaymas, y prosiguieron al norte por esta mañana, evitando a los feroces seris. En su camino se toparon con los pimas, con los cuales entraron en confianza y los instruyeron en cosas desconocidas para ellos, hasta que fueron admitidos. Se supone que estos pimas trabajaban una mina de oro, conocida hoy como La Pima, situada en un profundo cañón. Pero los españoles, en sus andanzas por aquellos lugares, descubrieron La Tarasca al explorar la veta hacia el sur, ya fuera del cañón. A estos hermanos se debe el nombre de “La Tarasca”.

Una leyenda, de la que se habla ya desde 1850 en una obra del historiador José I. Velazco, menciona que entre Guaymas y Hermosillo, en la sierra de La Palma “…se habla de una mina de la que se dice ser muy rica en oro y que se llama Tarasca…”

Por otra parte, en el libroLa maravillosa Tarasca y el prodigioso tesoro de Tayopa, editado por el Gobierno del Estado de Sonora, del escritor Alfonso López Riesgo, se puede leer:

Guiándome por un documento de los yaquis me dirigí al rancho La Palma, situado a 48 km al sur de Hermosillo por la carretera internacional.

De aquí tomé un camino al suroeste y a unos cuantos kilómetros enfilamos al sur, dejando La Pintada a mi derecha. Después de algo así como 12 o 15 km hice un alto en virtud de que una cerca me impidió continuar. Dejé el vehículo y proseguí a pie con la intención de localizar dos cerritos, en uno de los cuales presumiblemente se encuentra la veta.

Arribé a un valle, con rumbo al este alcancé a ver dos prominencias que parecían responder a mis requerimientos, no era ese el lugar pero de todas maneras hice un descubrimiento: topé con unos cerros cortados verticalmente. En las proximidades encontré algunos pedernales de piedra ónix que los antiguos usaban en sus flechas. Al llegar al reliz observé una preciosa tinaja de agua a la que llegué por un estrecho corredor de tres metros de ancho, formado por el propio cerro. Es posible que su nombre sea el de La Tinaja del Carmen, mencionada en algunos “derroteros” de La Tarasca. A juzgar por los pedernales que encontramos, los indios visitaban este aguaje y merodeaban esa área de la región.

A mi regreso tomé otro sendero dispuesto a terminar con la exploración por ese día, pero al transitar por un camino pedregoso, en el plano, topé con un arroyo con vestigios de que en épocas pasadas era más caudaloso y que en sus riberas hubo un campamento indígena. Vi manos de metate, piedras para machacar y otros artículos por el estilo. Analizando con cuidado, llegué a la conclusión de que se trataba de un campamento de indios pimas y que no podía ser otro que el mencionado por la leyenda. Luego del descubrimiento, y atenido al documento indígena, escruté el sur con los binoculares con la feliz circunstancia de que, a lo lejos, observé un “cañón fragoso”·, como lo describe el referido documento. En ese cañón se encuentra La Pima, mina de la que habló el Chapo Coyote, indio yaqui. Y más allá, al salir del cañón, está La Tarasca. Con este hallazgo di por terminadas mis investigaciones respecto a la famosa mina, sabiendo que nada quedaba por hacer.

El Chapo Coyote, por allá de 1954, platicaba que: “cuando nosotros estábamos alzados íbamos a una mina cada tanto tiempo para sacar oro y comprar armas y parque. A unos nos tocaba vigilar arriba de los cerros y otros bajaban para sacarlo”. Asimismo, indicó que la mina estaba situada en un “cañón muy fragoso” por el rumbo de La Pintada. “Ve al aguaje de La Pintada y fíjate muy bien en las ramas. Vas a ver algunas que están trozadas aunque hayan vuelto a brotar. Es que nosotros teníamos una vereda donde bajábamos al agua. Síguela hasta llegar a lo más alto de la sierra. Volteas al otro lado y sigues caminando tratando de mirar un cañón hondo. Ya metido en el terreno lo tienes que encontrar. Cuando así sea lo sigues, tienes que caminar rumbo al sur como si fueras para Guaymas. Vete fijando arriba y donde veas dos relices juntos párate y fíjate abajo. Tienes que ver una piedra muy grande. Dale vuelta y vas a ver, buscando, la boca de una mina. No creas que es fácil porque el cañón es muy enredoso pero, si haces lo que te digo, vas a dar con ella”.

El 10 de septiembre de 1998 pude entrevistar al señor Alfonso López Riesgo, autor del mencionado libro, donde vienen innumerables cuentos e historias sobre minas y tesoros escondidos. Llegamos a su casa y nos sentamos a platicar con él, saboreando un delicioso café de talega típico de la región. Lo primero que le pregunté fue si era cierta la leyenda de la mina La Tarasca. Inmediatamente me respondió: “¡Por supuesto que sí! Tengo años localizando esta impresionante veta y he descubierto que no es una sola mina sino que son muchos kilómetros de veta. Aproximadamente a 20 km de Guaymas hacen erupción unas rocas con matices rojizos, donde se inicia la veta de La Tarasca. Estos tonos se prolongan hacia el sur hasta perderse gradualmente, y reaparecen hacia el este, donde chocan con unas estribaciones que vienen de esta misma dirección, vuelven a desaparecer, y aparecen de nuevo en La Colorada, mina que fue explotada en el siglo pasado. De La Colorada la veta toma el rumbo hacia San Miguel de Horcasitas, o sea hacia el norte, y se pueden ver partes en las que se manifiesta el oro libre, puro y rico.

“En el cerro de La Labor, en una ocasión, me tocó viajar con uno de mis yernos, y nos fijamos en una chuparrosa petrificada en un árbol. Cuando me acerqué a ella, por curiosidad, me di cuenta de que en esa área existía el color rojizo de las rocas vistas con anterioridad. Estaba claro que ahí había oro; tomé unas muestras para revisarlas y, efectivamente, el resultado fue positivo. Según mis cálculos esta veta pertenece a la de La Tarasca, y mide un pie y medio.

“En el cerro de El Carrizo, enfrente de San Miguel, donde también estuve, sigue la veta de La Tarasca. En una ocasión se raspó el cerro y se descubrió roca rojiza, sólo que la veta se vuelve a enterrar hacia el norte. Allí descubrí un placer (placer es la veta de oro, libre de impurezas), e hice un denuncio por 100 hectáreas, que algún día explotaré.

“En todas estas partes han descubierto muchas minas de oro; una de ellas es La Sultana donde estoy seguro acaba la veta de La Tarasca. Esta veta tiene un largo recorrido, desde Guaymas hasta San Miguel de Horcasitas. Todo esto que te platico han sido más de veinte años de viajar por todos estos rumbos, pero te puedo asegurar que esta mina no es una leyenda, es algo muy pero muy real”.

Para mayor ilustración he tomado la siguiente información, consignada en el libroMéxico y sus Progresos, editado alrededor del año 1908.

Del Distrito de Hermosillo, Minas Prietas es sin duda el mineral más grandioso, y así lo comprueba la alta importancia que en distintas épocas ha tenido.

Su historia alcanza edades muy remotas, pues tiene contacto con las lejanas etapas virreinales, en la que señala el descubrimiento de estas soberbias riquezas.

Perdidas en las medias de un misterioso pasado, se encuentra una mina maravillosa que ha llegado hasta nuestros días con el nombre de “La Tarasca”, de las épocas ancianas y añejas crónicas se dice que era buriosamente rica.

Siguiendo todos estos escritos acerca de la famosa mina, visité el rancho de La Palma y sus alrededores, y así pude ver todo lo que describió Alfonso López Riesgo. Sólo que dar con La Tarasca fue algo difícil.

Visité también la mina Ubardo, ya en ruinas. Siguiendo la información de López Riesgo sobre la veta de oro, me topé con Orencio Balderrama, minero por muchos años, quien conoce toda la región; él me condujo a San José de Moradillas donde, según se dice, sigue la veta; pero esta mina es de grafito (mineral que sólo se encuentra en el estado de Sonora), y es precisamente en esa área donde se han localizado trazos de La Tarasca y descubierto pepitas de oro.

En el hoy abandonado pueblo de Moradillas había, en su época de auge, escuela, hospital, casas de los dueños de la mina, casas de los trabajadores y un camino muy bueno.

Para llegar a este lugar hay que salir de Hermosillo por la carretera que va a La Colorada, a 53 km, donde existe una enorme mina de oro, explotada por una firma muy importante; seguimos 18 km más y nos encontramos con el rancho El Aygame. Luego, hacia la derecha, recorremos 26 km de terracería y llegamos a este bonito pueblo con construcciones al estilo norteamericano, sólo que en ruinas.

SI USTED VA A LA MINA TARASCA

Saliendo de Hermosillo por la carretera núm. 15 que va a Guaymas, al llegar al poblado de La Palma de vuelta a la izquierda, con rumbo a El Pilar. La mina de La Tarasca se encuentra cerca de la población de El Pilar, aunque su veta va desde Guaymas hasta San Miguel de Horcasitas.

Fuente: México desconocido No. 267 / mayo 1999

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El convento de Hermosillo

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Antes, en lo que fueron los primeros edificios de la ciudad, se encontraba un convento de monjas, estoy hablando de principios y mediados del siglo pasado. En ese convento albergaban a las mujeres con embarazos no deseados, para que las mujeres se convirtieran al mismo tiempo en monjas y de algunas nunca se volvía a saber de ellas.

Con el paso de los años, cuando se estuvieron remodelando esas instalaciones ya que el convento no existía ahí, tumbaron paredes muy gruesas; antes se hacían hasta de un metro de anchura, para la sorpresa, encontraron esqueletos de recién nacidos. Se dice que las monjas los emparedaban para que nunca supieran de ellos ya que eran hijos no deseados por Dios.

En estas áreas al igual había túneles extensos que llegaban hasta la Catedral Metropolitana de Hermosillo. Estos túneles fueron sellados y nunca se quiso informar a los ciudadanos, lo cual fue totalmente imposible; los túneles aunque sellados, siguen ahí. Pero en las noches, por la calle Serdan, se siente un ambiente muy extraño, e incluso se escuchan gemidos, gritos o se ve gente muy extraña caminando ahí, sola, mujeres muy hermosas embarazadas caminando solas por el centro de la ciudad de noche es extremadamente peligroso, se dice que son las ánimas de las mujeres que murieron ahí, y los gritos son de los bebés que murieron entre las paredes del convento. Hoy ahí se alberga un banco, oficinas del Instituto Nacional de Educación para los Adultos y el Instituto Soria.

Leyenda eviada por Lupita

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Don Rafael y los Padres Conspicuos

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En la antigua Villa de Pitic, en el estado de Sonora, durante los inicios del siglo XIX, vivían cuatro Padres Conspicuos; es decir, padres ilustres y sobresalientes,  que pertenecían a la Orden Franciscana. Siempre llevaban una capucha que nunca se quitaban, e iban descalzos. Los habitantes de la villa se burlaban de ellos y les llamaban los “padres mocosos”, por sus ojos siempre llorosos y sus narices irritadas. Los Padres Conspicuos caminaban en parejas por las calles rezando todo el tiempo, hasta llegar al río cercano a la villa, donde se detenían, miraban hacia los puntos cardinales, lloraban, y luego se regresaban al convento donde vivían, siempre en completo silencio.

Don Rafael y los Padres Conspicuos

Por esa época, llegó a la Villa de Pitic don Rafael de Ruiz de Avechucho, dispuesto a contraer matrimonio con alguna criolla, pues se consideraba que eran muy honestas. Buscar novia entre las criollas se había hecho costumbres, y muchos caballeros españoles acudían a la Villa con tal propósito, pues pensaban que las españolas se habían vuelto un tanto licenciosas.

Don Rafael no era muy rico, pero sí acomodado. En cuanto llegó hizo buenas migas con el Padre Prior del convento franciscano. Frecuentemente entraba a la iglesia para depositar su limosna que serviría para prestar ayuda a los indios seris y pimas de la región, que siempre se acercaban, hambrientos y enfermos, a la Villa de Pitic a solicitar caridad.

Al poco tiempo de haber contraído matrimonio a don Rafael se le enfermó la criollita de una horrible epidemia que asoló por esos tiempos a la Villa. En seguida, el español acudió al convento franciscano solicitando ayuda médica, pero la enfermedad había avanzado mucho, y doña Blanca, a pesar de su fortaleza y juventud, se encontraba a punto de morir. Don Rafael, desesperado, pidió al Padre Prior que le enviara a los padres Conspicuos, con la esperanza de que la sabiduría de los religiosos encontrara algún remedio para aliviar a la desgraciada esposa. Ante la petición el Prior contestó que no existían tales padres Conspicuos, que se trataba de una leyenda inventada por el pueblo. Pero don Rafael no le creyó y, muerto de angustia, se dirigió al río buscando desesperadamente a los padres Conspicuos. Llamó, gritó, imploró y hasta maldijo a los padres; pero todo fue inútil, los Padres Conspicuos nunca aparecieron y nunca nadie les volvió a ver. Doña Blanca murió y el desdichado de don Rafael se volvió completamente loco.

Sonia Iglesias y Cabrera

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El hacendado y el gringo

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En el estado de Coahuila existe el casco de una hacienda que se llamaba El Chiflón. Junto a él se puede ver una barranca con cascadas. En la barranca del Chiflón, en una poza profunda, se encuentra una carreta plena de oro.

El hacendado y el gringo

Cuenta la tradición oral que Pancho Villa, el Caudillo del Norte, arrojó la carreta al cañón, porque la soldadesca federal iba tras sus pasos, en aquellos tiempos aciagos de la Revolución Mexicana de 1910. En cierta ocasión un norteamericano llegó hasta la hacienda dispuesto a filmar una película en dicho lugar. Habló con el entonces dueño, le explicó su propósito, le platicó del tema de la película, y le presentó a los actores. El dueño no estaba muy convencido de que fuera buena la idea de filmar en su hacienda, no le creyó lo que le decía, por lo que le dijo al gringuito que le dijera lo que había venido a buscar con exactitud y cuáles eran sus intenciones. El americano insistía en que iba a filmar una película histórica acerca de Pancho Villa; pero al darse cuenta de que el dueño no le creía una palabra, acabó por decirle que conocía la leyenda y que sacaría la famosa carreta con ayuda de la tecnología y el equipo de hombres que llevaba para tal efecto. Al oírle, el hacendado le preguntó que si encontraba la carteta con el oro qué le iba a tocar a él.

Entonces el gringo le dijo: – ¡Cuando consiga sacar la carreta del cañón, la mitad de lo que obtenga será para usted! Y si quiere le firmo un papel para que no haya duda. Al oír estas palabras el mexicano replicó: – Si en verdad el tesoro está ahí, pos lo saco yo, y no tengo porque compartirlo, me quedo con todo. O usted cree que los norteños somos dealtiro babosos. El gringo se fue con dos palmos de narices. El dueño de la hacienda no intentó sacar nada.

El tesoro de Villa sigue intacto en las profundidades del cañón, para quien quiera ir a probar suerte. Sonia Iglesias y Cabrera

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Juu Sewa Nakeo

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Hace muchos años, existió  un indio yaqui llamado Báa Bachi, Maíz de Agua. Destacaba entre los demás miembros de la comunidad porque era muy fuerte y valiente. Sus hazañas producían asombro y admiración. Báa Bachi tenía una novia muy bella de nombre Chiriki. Los jóvenes se amaban con pasión, pero peleaban porque la muchacha era proclive a coquetear con otros mozos del pueblo, para provocarle celos al enamorado.

Juu Sewa Nakeo

Como a Chikiri le gustaba poner a prueba el amor de Báa Bachi, un cierto día que caminaban por las orillas del Río Yaqui, la mujer lanzó al agua un brazalete de oro, y le pidió al joven que fuera a rescatarlo. El indio obedeció la petición, y como nadaba muy bien no sintió temor alguno de ahogarse. Pero pasó el tiempo que ya eran horas y Báa Bachi no salió del agua. Chiriki, espantada y arrepentida de su capricho amoroso, estaba muy triste, y en su desesperación decidió acudir a un brujo para pedirle consejo. Después de escucharlo atentamente y tal como se lo había aconsejado el chamán, la joven se tiró al agua en el mismo sitio donde lo había hecho el infeliz enamorado.

Al siguiente día de haberse arrojado Chriki al agua, los habitantes del pueblo vieron, asombrados y maravillosos, que el lugar en donde los dos amantes desaparecieron, había surgido una bellísima y exótica flor a la que pusieron por nombre Juu Sewa Nakeo, es decir, Flor del Amor.

Sonia Iglesias y Cabrera.

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La Estrella del Norte

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Mecha era la hija del jefe de una tribu ópata del estado mexicano de Sonora. La bella chica estaba prometida para casarse con Tutulzin, un joven guerrero de no malos bigotes. Para la ceremonia, los padres de la novia pusieron a coser la mejor carne de venado que encontraron, para darle gusto a los padres del novio. Si a éstos llegaba a no gustarles la carne, la boda debía suspenderse, según la tradición del pueblo. Cuando acabó de coserse la carne, Mecha se fue a dormir, convencida de que el guiso había quedado muy sabroso y sería del gusto de sus futuros suegros.

La Estrella del Norte

Pero Umola, una joven bella tremendamente envidiosa, que estaba enamorada de Tutilzin, por la noche encendió el fuego del hogar de Mecha y quemó la carne a propósito. Al otro día, cuando Mecha vio lo ocurrido se moría de angustia y lloraba sin parar. Inmediatamente, la desdichada joven corrió a un bosque y le rezó al dios Taa, Tata Sol, y le pidió que se la llevara al Cielo. Ante sus ruegos, el dios le envió una escalera, por la cual Mecha subió. Cuando iba a medio camino, la vio un señor y dio la voz de alarma. Para hacerla bajar de la escalera, y como era la usanza, el padre de Mecha empezó a cantar: -¡Baja, querida Mecha, soy yo tu padre quien te pide que bajes por el amor de Dios! Pero la hija le respondió que no debía bajar, ya que iba a conseguir una buena carne de venado, y que si no la conseguía seguiría siendo su hija desde el otro mundo.

Todo el pueblo se puso a cantar, pero Mecha no bajó. Tutulzin, desesperado, se subió a la escalera para alcanzarla, pero no pudo, y a medio camino se convirtió en la Estrella del Norte. Se quedó para siempre en el Cielo para cuidar a su querida Mecha, quien nunca consiguió la carne de venado y tuvo que quedarse en el Cielo.

La malvada Umola había ganado la partida, aunque tampoco ella puedo casarse con el valiente guerrero Tutulzin.  Fue una marga victoria.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Mariposa y Adelita

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Cuenta una leyenda pápago que había una vez una niña muy bonita que vivía en una población de la Pimería Alta, entre los desiertos de Sonora y Arizona, que se llamaba San Francisquito. Era una niña muy buena de diez años a la que llamaban Adelita. Vivía con sus padres y con un hermanito menor que ella, de seis años de edad.

Desde muy pequeña su madre, doña Natalia, le había enseñado a tejer canastas, las cuales le salían muy bonita y coloridas. Vivían de lo que sembraba el padre, y de las canastas que vendían a los turistas. Aunque no eran ricos, sino más bien pobres, todos eran felices porque se querían mucho.

Un día en que se encontraban en la milpa su padre, la madre y el hermanito pequeño recogiendo la cosecha de elotes y calabazas, apareció por los aires un remolino de arena proveniente del desierto. Al verlo, todos trataron de esconderse entre la milpa, pero no lo lograron y cuando el remolino estaba junto a ellos, salió el terrible monstruo de la arena llamado el Come Elotes. Empezó a devorar todos los elotes que habían cortado de sus ramas. Acabó con todos, y como seguía teniendo hambre, decidió comerse a los asustados padres y al hermanito que lloraba y llamaba desconsoladamente a su hermana. Pero Adelita no podía oírlo, pues se encontraba en la choza donde vivían tejiendo sus hermosas canastas que llevaría el domingo al tianguis. Así, pues, el Come Elotes acabó con la cosecha y con la familia de Adelita.

La Mariposa Mágica

Si las personas la llamaban porque tenían un apuro, Mariposa se aparecía cuando consideraba que el caso lo ameritaba. La persona que la había llamado le pedía lo que quería hablándole muy quedito al oído, y Mariposa le concedía lo que deseaba, siempre y cuando no intentara atraparla. Adelita miró hacia el Cielo y llamó a Mariposa, la cual acudió a su llamado pasados tres minutos. La niña la tomó en sus manos y le dijo al oído que deseaba que sus padres y su hermanito volvieran sanos y salvos. Después, dejó libre a la Mariposa.

Pasados otros tres minutos, la familia apareció la familia muy contenta de haberse librado de la muerte, y junto a ellos se encontraban todos los elotes que Come Elotes había devorado. Recogieron las mazorcas, se fueron a la casa y vivieron muy felices por siempre.

Sonia Iglesias y Cabrera

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El Cristo que pesaba mucho

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Aconchi, palabra ópata que significa “en los paredones”, es una población que se encuentra en el estado de Sonora, fundada por el portugués y jesuita Bartolomé Castaño. Una leyenda de Aconchi relata que en cierta ocasión llevaron al templo de San Pedro y San Pablo un Cristo blanco, que originalmente estaba destinado al templo de la población de Arizpe, pero como los hombres que lo llevaban se encontraban muy cansados, decidieron hacer un alto en Aconchi, a fin de restaurar fuerzas.

Al día siguiente, cuando se disponían a partir para continuar su camino hacia Arizpe, trataron de cargar al Cristo, pero no pudieron moverlo, pues a cada intento vez pesaba más. Cansados de intentarlo, decidieron dejar al Cristo en la Iglesia de San Pedro y San Pablo donde la habían guardado.

Pasó el tiempo, y llegó la época de la Guerra Cristera o de los Cristeros (1926-1929), que enfrentó a algunos de los habitantes de México contra las disposiciones gubernamentales que restringían la participación de la Iglesia Católica en los bienes de la Nación, y en asuntos de carácter civil.

El Cristo negro de Aconchi

Varias veces los habitantes del pueblo mandaron traer un nuevo Cristo desde España, de donde procedía el anterior, pero siempre se rompía en el traslado, y nunca llegaba al pueblo. Hasta que un día, como por milagro, uno de los cristos pedidos llegó a buen puerto… pero no se trataba de un Cristo Blanco, sino de un Cristo negro de Esquipulas.

Igual lo veneraron los fieles y lo colocaron en el altar mayor de la iglesia, donde se le puede visitar actualmente.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Chuhwuht, la Canción de la Creación

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Cuentan los abuelos pimas de Sonora y Chihuahua que en el principio no había más que oscuridad y agua. En un momento dado, la oscuridad se congeló en algunos sitios, y entonces el dios Creador se formó. El dios estaba solo y caminaba sin rumbo fijo, iba de aquí para allá po encima del agua. Caminaba pensando, muy concentrado. En un momento dado sus pensamientos le llevaron a tomar conciencia de quién era y de lo que debía hacer…

Una vez que supo cuál era su tarea, de su corazón saco una vara mágica: era la Vara de la Creación. Empleó la vara como un bastón, y cuando vio que una resina se formaba en el tope la colocó sobre las hormigas. Tomó más de la maravillosa resina y la depositó a sus pies con los cuales la rodó hasta formar una bola perfecta, mientras cantaba:

Chuhwuht tuh maka-i

Chuhwuht tuh nato

Chuwuhtu tuh maka-i

Chuwuhwuht tuh nato

Himalo, Himalo

Himalo, Himicho!

La creación según los pimas

Lo cual significaba: Yo creo al mundo y lo veo, el mundo está terminado, yo hago el mundo y lo veo, el mundo está terminado. Déjalo ir, deja que se vaya!

Cuando el dios estaba cantando, la bola de resina crecía más y más, hasta que llegó a tener el tamaño que ahora tiene. Así se creó la Tierra. Entonces el Creador tomó una enorme roca, la rompió y aventó los pedazos al Cielo. En ese momento se crearon las estrellas. Del mismo modo dio vida a la Luna. Sim embargo se dio cuenta que ni la Luna ni las Estrellas daban bastante luz.

Entonces el señor de la Creación pensó en tomas dos cajetes que llenos de agua, a los cuales sacó de su carne, y pensó en la luz. El Sol apareció en el Cielo, mientras el dios apartaba los cajetes. El Creador se dio cuenta que el Sol no se movía, entonces el dios le dio una patada y envió al Sol, como si fuera una pelota, hacía el este. Después lo envió hacia el oeste y el Sol adquirió el movimiento que ahora tiene, pues sale por el este y se oculta por el oeste cada día.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Las chicas

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El estado de Sonora se encuentra en la parte noroeste de la República Mexicana, su capital es Hermosillo. Sonora cuenta con muchas leyendas, una de ellas es muy conocida desde hace mucho tiempo, y las abuelas suelen contárselas a sus nietos.

En cierta ocasión tres muchachos se encontraban en una fiesta a los que habían sido invitados. Gustosos asistieron a ella pues eran jóvenes y gustaban de divertirse lo más que pudieran. Cuando estaban en la fiesta se dieron cuenta de dos chicas que les llamaron la atención, y se acercaron a ellas con el fin de entablar amistad y quizá algo más. Los muchachos les propusieron a las chicas que fueran a dar una vuelta lejos del bullicio. Como ellos eran tres y solamente había dos muchachas, uno de los jóvenes decidió irse a su casa y dejarles el campo libre.

Así pues, los cuatro se subieron al auto de uno de ellos, y les preguntaron a las chicas a dónde deseaban ir. Ellas respondieron que les apetecía ir a un lugar donde hubiera agua. Los galanes sugirieron ir a la playa, pero ellas no aceptaron y sugirieron ir a la presa. Durante el trayecto estuvieron bebiendo mucho ron, y cuando las chicas pasaban la botella a los varones, éstos se percataban de que estaba sumamente caliente. Los muchachos se sentían muy cansados, y en su media borrachera no se dieron cuenta de que las chicas estaban raras, lucían ropa antigua y, además, estaban muy flacas,

El cementerio de las chicas

En esas estaban cuando una de las mujeres le dijo al conductor que quería que las llevara al cementerio. Extrañado preguntó si deseaban quedarse en el cementerio, a lo que las chicas respondieron que sí. Hacia allá se dirigieron los cuatro. Al llegar, las damas descendieron del automóvil y se adentraron al cementerio. Los chicos, aún bajo el efecto del alcohol, arrancaron el auto, y se dirigieron a sus respectivas casas.

Al siguiente día los amigos se encontraron y comentaron lo sucedido. Estaban intrigados por el extraño comportamiento de las mujeres fiesteras, y decidieron averiguar que había pasado con ellas. Se subieron al auto y se dirigieron al cementerio. Entraron y se dirigieron hasta el sitio donde las habían visto por última vez. Al llegar vieron dos tumbas en cuya lápida aparecían los nombres de las jóvenes con quienes habían pasado la noche. Se llamaban Silvia y Carmina y hacía un siglo que habían muerto al salir de una fiesta.

Los muchachos se impresionaron tanto que uno de ellos se volvió loco, y el otro murió de un infarto fulminante… ¡Muy caro les había costado su aventura de conquistadores!

Sonia Iglesias y Cabrera

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Itom Achai e Itom Aye. Mito mayo.

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El mundo fue creado por Itom Achai, Padre Sol, Nuestro Padre, identificado también como Jesús, y por Itom Aye, Nuestra Madre. Itom Achai se representa por medio de una especie de cruz de brazos iguales, similar a la cruz gamada. La tarea de ambos consiste en cuidar a los indios, y con ese fin la Madre les realiza muchos milagros, pues Itom Aye forma parte de la Sagrada Familia cristiana. Itom Achai hizo al mundo y creó todo lo que existe; lo hizo muy bien y correctamente. Pero el dios tenía un amigo llamado Caifás, que es el  Diablo, que quiso imitarlo en aquello de crear mundos. Así, cuando Itom Achai creó a la gallina, que se puso muy contenta porque el dios le había dado el aliento, Caifás quiso hacer otra y la hizo de barro; pero  la elaboró tan mal que resultó un tecolote. Sin embargo, a pesar de su error, Caifás tenía mucho poder, tanto como el dios, pero lo empleaba incorrectamente, ya que lo usaba  para hacer el mal y por eso muchas de las cosas que hacía no servían para nada.

El Señor Dios Itom hizo también la luz del día y a las personas que eran todas buenas. Cuando hizo al primer hombre utilizó barro y lo puso a dormir en un sueño profundo; mientras tanto, procedió a sacarle una costilla al hombre de barro, para dar forma y vida a la mujer. Caifás, en cambio, cuando hizo a los seres humanos, los hizo malos, tal como él era. Los templos también fueron hechos por Dios, quien decidió poner a prueba a los humanos y les dio un lapso de seis mil años, a fin de ver si lo escogían a él o a Caifás. Este Diablo, hace todo los posible por ganar para que lo escojan a él, pero tan sólo han transcurrido  dos mil años y todavía quedan cuatro mil para saber quién de los dos va a ganar.

Cuando los hombres son malos les envía un diluvio, para que se ahoguen. En el Diluvio que les envió sólo quedó Noé y su Arca con sus animales formando parejas. Cuando sucedió la catástrofe del Diluvio, el dios  envió a Kooni, el Cuervo, para que le dijese si ya había terminado, pero Kooni nunca regresó. Decidió entonces enviar a una paloma la cual si regresó portando  una flor en el pico, señal de que el Diluvio había terminado.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Carlitos, el niño milagroso

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Una leyenda de Hermosillo, capital del estado mexicano de Sonora, nos relata la existencia de un pequeño llamado Carlos Angulo F. Carlitos, como se le conoce familiarmente, quien naciera el 3 de octubre de 1929, y tuviera una vida muy corta, pues solamente alcanzó la edad de 11 años. Murió a causa de un accidente cuando estaba patinando por el Mercado Municipal, en el cual laboraban sus progenitores. Patinando Carlitos se cayó y un golpe fatal en la cabeza terminó con su vida. Para algunas personas, su muerte se debió a que fue atropellado por un camión que surtía al mercado de frutas y verduras y que lo vio.

Carlitos fue enterrado en el conocido Panteón San Agustín y su tumba se hizo famosa porque el niño difunto empezó a realizar una serie de milagros a quienes se los solicitaban. En su tumba hay un sarcófago y una fotografía del difunto milagroso cuando contaba con 2 añitos de edad. Una lámina, regalo de una mujer beneficiada por el niño, la resguarda del sol. A la tumba los creyentes le llevan monedas, juguetes, flores, veladoras y dulces. Nunca carece de nada el pequeño Carlitos. Asimismo, en la tumba está grabada la siguiente frase; “Por Carlos ruegue usted y el espíritu de este niño lo ayudará”.

La tumba de Carlitos, el milagroso

Para que Carlitos le conceda un milagro a quien se lo solicita, se debe de acudir personalmente a la tumba y hacer la petición oralmente o por escrito. Las cartas de petición se colocan sobre el sarcófago. Una vez que el milagro ha sido concedido es obligatorio dejar en la tumba del chico regalos como agradecimiento a su intervención y para tenerle contento. Por eso su tumba siempre está llena de juguetes, piñatas, dulces y mil cosas más que le agradan a todo niño.

Siempre hay personas en la tumba del pequeño, pero el trabajo se le carga más en el mes de diciembre, el Día de Muertos y el Día del Niño. Muchos han sido los milagros que Carlitos ha realizado. Por ejemplo, sanó a una niña que no podía caminar, y dio la libertad a un preso encarcelado injustamente.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Los niños emparedados

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Hermosillo es la ciudad capital del estado de Sonora y fue fundada en el año de 1700 por Juan Bautista de Escalante, con el fin de contener los ataques de los indios pimas y tepocas. En un principio recibió el nombre de Villa de Tepic, y en 1828 cambió al de Ciudad de Hermosillo.

Cuenta una leyenda que, en la Calle de Serdán de dicha ciudad, hace ya algunos siglos, cuando aún recibía el nombre de Calle del Real, era ya una calle muy transitada por el día, aun cuando por la noche las personas evitaban pasar por ella y preferían tomar otras calles para dirigirse adonde fuesen. Pero si tenían que pasar forzosamente por esta calle, lo hacía con mucho temor y apurándose lo más que podían.

Este temor de transitar por la Calle Serdán se debía a que por las noches se escuchaban gemidos y lamentos que provenían de mujeres embarazadas que rondaban las calle. Tales mujeres no tocaban el piso, sino que flotaban a la vez que se desplazaban de un lado a otro. Se trataba de mujeres fantasmas.

Un pasillo del Convento de Hermosillo, Sonora

Tales mujeres eran los espíritus de aquellas que habían habitado un convento que estaba situado en la Calle Serdán y que habían sido recluidas en ese sitio debido a que estaban embarazadas y sus familiares las encerraban para tapar la vergüenza que tal hecho provocaba en las familias de alcurnia de la ciudad. Algunas de las infelices mujeres embarazadas se convirtieron en monjas, pero de muchas de ellas no se sabe lo que les ocurrió y no dejaron rastro alguno.

Con el paso de los años la Ciudad de Hermosillo fue remodelada varias veces. En una de tantas, cuando ya el convento había dejado de funcionar, los albañiles al estar tirando las gruesas paredes del convento, se llevaron un terrible susto al encontrar muchos esqueletos de niños recién nacidos y de mujeres.

Los esqueletos pertenecían a los hijos de aquellas mujeres cuyos padres las habían encerrado por haber cometido el terrible pecado de enamorarse y embarazarse. Los esqueletos de las mujeres eran de aquellas que habían muerto en el momento de dar a luz.

Aún ahora, en pleno siglo XXI, se pueden escuchar los gemidos lastimeros de las mujeres y los llantos desesperados de los niñitos a los que no se les permitió vivir por ser hijos del “pecado”.

Sonia Iglesias y Cabrera

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